¿Y es esto mayo florido? -He aquí la pregunta que todos nos hacemos, como el tabernero de La Mala Sombra, dirigiendo la mirada hacia lo alto, viendo el cielo encapotado y oyendo el ruido monótono del agua que cae sobre los negros lodazales del arroyo. Llueve con persistencia obstinada. Y el hombre de ciudad gruñe, porque tiene que chapotear barro y tiene que mantener el equilibrio de ese armatoste feo, incómodo y de mal gusto que se llama paraguas. En cambio, extramuros, todo es regocijo y contento. La lluvia es una bendición para los campos, es la abundancia. El hombre está contento. Porque su trabajo tendrá la debida recompensa.
Aún nos falta domar esas fuerzas de la
Naturaleza. Los fenómenos atmosféricos. Provocar la lluvia a voluntad del
hombre. ¡Si se cumpliera la profecía del Dionisio Puig! ¡Si se aplicara
prácticamente su teoría! Terminarían entonces las zozobras y las inquietudes de
la gente del campo y las molestias que la lluvia a veces ocasiona a los hombres
de la ciudad. Escogeríamos la hora apropiada para la lluvia ciudadana,
necesaria para la limpieza general. ara limpiar los árboles de los paseos y
hacer correr las aguas sucias del subsuelo en las cloacas. Llovería de noche,
para escuchar desde la cama o apoltronados en los mulles divanes, como quien
oye llover, la canción del aguacero. Haríamos brillar el sol en invierno. Y en
verano lo cubriríamos con una tenue nube para amortiguar el calor de sus rayos.
Cuando el hombre pueda dominar todas
las fuerzas de los fenómenos atmosféricos, aprisionando la energía eléctrica de
los rayos en gigantescos acumuladores, conjurando tempestades, regularizando
las lluvias, aprovechando la acción de los vientos, movilizando las nubes,
haciéndolo mover todo el hombre a su capricho y voluntad, convirtiéndose el Universo
en aquella especie de juguete mecánico que tenía según la concepción de los
primitivos; quizá entonces habrán desaparecido muchas de las actuales
inquietudes. El hombre no tendrá frío ni calor. Nada estimulará su voluntad.
Los más rudos trabajos quedarán suprimidos. Vendrá la molicie. El afeminamiento,
la cobardía, la decadencia, el desastre, el fin de la civilización. De la otra,
de la olvidada, solo han quedado las Pirámides, una Esfinge y un cementerio de
momias. ¿Qué quedará de la nuestra? En Barcelona, un gran campo de desolación,
manteniéndose firme, sola y fuerte, desafiando el tiempo, la casa de Gaudí.
ECO escrit per Andreu Nin el dia 10 de maig
de 1914
Les inclemències
del temps es un tema recurrent en els articles escrits per Andreu Nin. Aquí
mateix n’hem vist alguns exemples.
Els articles de
Nin. amb el pas del temps es van sofisticant a mesura que madura com a
periodista. En aquest exemple hi trobem el recurs introductori del tema: Un
personatge que va fer-se popular en la sarsuela La Mala sobra escrita
pels germans Qintero. Les variacions que introdueix en el tema inicial al convertir-ho
en una mena d’escrit futurista i el que no falta mai en els recursos de Nin: la
ironia sobre allò que no comparteix, el modernisme; centrat en l’obra de la
Casa Milà de Gaudí, on ens costa distingir si la ridiculitza o l'alaba.
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