Haciéndose espontáneo interprete el cronista del sentir de sus compañeros de tarea diaria, viene en primer término a consignar cuanto se agradecen las felicitaciones recibidas con motivo del Año Nuevo.
Conste, pues, que esta forma de discurso malo, quiere
decir que se agradecen bien y se está a la recíproca con estos cumplidos
señores, haciendo extensiva la felicitación a cuantos nos honran leyendo
nuestro periódico.
Si despedimos ayer el finido año con todas las de la ley,
en punto a maldiciones, a las que se hizo sobradamente acreedor, lo hicimos
además con la esperanza de que el recién nacido nos sonría más amablemente sin
renegar de su siglo. Ninguna culpa le alcanzará en los yerros de su antecesor,
y tenemos la esperanza y el deseo puestos en que procurará reivindicar y
legitimar su destino.
Hereda el nuevo año un caudal de horrores de que no es
culpado, como hereda los fríos de la estación. Sacuda lo bastardeado de su
estirpe y haga por ofrecernos labor propia y recomendable. Claro que en la
ficción retórica se habla del año en lugar de los hombres que pueden dirigir
sus pasos inciertos y que tienen el deber de intentarlo. Flota en el ambiente
un rencor, un deseo de aniquilamiento y destrucción que en aras de la paz imponga
el anorreamiento total de una raza y el acabamiento material de la misma,
poniéndola, al menos, en condiciones de una larga quietud obligada.
Y el derecho a la vida, que individuos y razas sienten
por igual, impondrá, a su vez, tenaces y desesperadas resistencias, que en
choque de voluntades producirá nuevos y dolorosos sacrificios. Ya al punto a
que la lucha llega, hace pensar en lo imposible de la transición y el pleito
que no puede ser próspero al victorioso, supone la ruina del contrincante
vencido.
¡Ay de los vencidos! Se dijo hasta ahora, pero hay que
añadir la compasión para los mismos vencedores, tan enorme desastre
representará para unos y otros este esfuerzo diabólico y sangriento.
Si el año fine blandiendo la rama de olivo para extinguir
el voraz incendio, será el año que empieza de gratísima memoria.
Vivámoslo y gocémoslo.
Article escrit per Andreu Nin el 1 de gener de 1915.
Aquest
escrit de Nin és per reconfortar-nos i veure que sempre hi ha hagut anys
pitjors, encara que el que acabem de passar, no hagi estat un model de bondat,
segur que eren pitjor aquells inicis del 1915 amb plena Guerra Mundial.
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