No vamos a referirnos al célebre ex bata proclamado presidente de la República Filipina en Malolos al frente de los macabelos.
Nuestros Emilios e indígenas son muy otros; bastante más
conocidos que el caudillo insurrecto y esgrimen armas casi simpáticas, y
sonrisas simpáticas sin ningún género de duda. Son gente de amable atraco y
sablistas temporeros. Suelen ser durante el año pacíficos, horteras y modestos
empleados que se agarran en estos días a las despeinadas musas que compiten con
las harpías para endosarnos un documento de crédito muy litografiado y con sus
asomos de rima.
Aunque nos cojan con hucha flácida, no nos pescan
descuidados, de sobra conocemos a los emisarios del tirano.
Entre orlas y nimbos gastronómicos, colorines y menguado
polvillo de oro y el símbolo representativo del gremio, viene a vuestras manos
una cartulina que en el dorso os cuenta majezas, desvelos y os desea
felicidades y bienandanzas. Las intenciones son óptimas, pero a fuerza de ver
como reinciden en quereros bien, gente que nunca conocisteis, os llega al alma
una brisa de consuelo que se muestra en actos generosos, aunque os ponga a dos
pasos del desahucio, del aprieto y de la vergüenza.
Son días estos de dispendio casi obligatorio y de
paciencia más obligada aún; son vísperas casi sicilianas en las que se
deshilachan los bolsillos y se desmenuza y consume la renta. Desde que nos tomen
el pelo, hasta darnos luxol al calzado, vamos al retortero sin punto de reposo.
No, así como se quiera evadimos este compromiso que
adquirió consuetud y está en lo tradicional. Los letreros preventivos sirven de
bien escaso remedio: hay que humillar la cabeza ante estas horcas caudinas sin
que valga hacerse el distraído.
¡Aguinaldo de odiosa memoria, deberías estar con tu
homónimo un poco más allá del archipiélago magallánico!
¡Y que no te repatriaran!
Article ecrit per Andreu Nin el 22 de desembre de 1914.
Nin ens parla del tradicional “Aguinaldo” nadalenc que demanaven carters, escombriaires, serenos, repatidors, etc. Ben segur que, molts dels lectors, ni ho recordareu. Ja veiem que Nin no n’és gaire partidari d’aquesta demanda però, com sempre, no ho rebutja frontalment; ho fa amb la habilitat que li és pròpia, al referir-se indirectament a un militar independentista que va ser un autoproclamat, primer President de la República de Filipines. Contemporani de Nin, tampoc devia ser sant de la seva devoció: es refereix, sense dir-ho, al controvertit personatge, Emilio Aguinaldo Sumy.
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